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domingo, 17 de julio de 2011

La Constitución de 1994 y el artilugio de la CABA

En 1994 se reforma la Constitución de 1853, creando un artilugio, la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Hasta ese momento Distrito Federal, lugar donde asentaban las autoridades federales de la Nación. Se crea así, una Ciudad-Estado con la palabra Autónoma precediendo su nombre propio. Un artilugio viciado en su origen, el Pacto de Olivos, donde se generan otras zonceras y disparates, tales como el voto directo de los Senadores Nacionales, aumentando su número a tres por distrito y asignando dos bancas a la mayoría y una banca a la minoría.-
La miopía política del Pacto, cortoplacista y oportunista, generaba un escenario en donde la CABA se transformaba en un distrito con un status jurídico disparatado, con la elección directa de su Intendente, devenido en Jefe de Gobierno y no ya designado por el titular del Poder Ejecutivo Nacional para que se encargue de la gestión municipal. Ese Pacto, imaginaba un Jefe de Gobierno radical dado que el distrito se mostraba furiosamente antiperonista y con un fuerte voto hacia el partido político centenario fundado por Leandro N. Alem.-
La CABA, verdadera caja de resonancia política en un país imaginado federal, pero en los hechos funcionando de manera unitaria, acrecienta su preponderancia y acentúa las asimetrías con el resto del país.
La Ciudad-Estado, verdadero recurso político de vuelo bajo, obtenido por el mal llamado padre de la democracia, acrecienta su poder frente a las provincias. Parece que las huestes radicales, una especie que hoy parece estar en extinción en la propia CABA, imaginaban Jefe de Gobierno de su signo político por cien años y utilizar el viejo adagio, repetido hasta el cansancio en las provincias del país, "Dios está en todas partes, pero atiende en Buenos Aires", con la finalidad de utilizarla como plataforma política para crear candidatos presidenciales con gran facilidad.-
Así planteadas las cosas, asistimos en estos días de cara al balotaje, a un verdadero debate que trasciende lo político. Solo los medios hegemónicos, que defienden sus intereses, los cuales suelen ser inconfesables, centran sus críticas a las palabras de Fito Páez sin entender que el artista nació y creció en Rosario, provincia de Santa Fé. Como tal, este artista se ha expresado, con una palabra fuerte, desdichada, polémica, dice que siente asco por la mitad de los porteños.-
Mal que les pese a los porteños, seguramente las palabras de Fito, expresan a un importante número de personas que nacieron y viven en las provincias, en la Argentina profunda, en el país federal. Esto no tiene que ver con su expresión electoral, esto tiene que ver con las peores tradiciones endilgadas a los argentinos, que en realidad son "porteñas".-
No se puede desconocer que el resultado de las urnas es inapelable, es la voz del soberano, no se puede rechazar ni atacar, solo porque se elige distinto a lo que cada uno piensa. Se está a un paso de exigir el voto calificado, un horror.-
Es en el origen de la CABA, un artilugio, en donde radica el verdadero problema. Para decirlo brevemente, el distrito federal, asiento de las autoridades nacionales transformado en caja de resonancia política. El porteño sintiendo que es el ombligo del país federal y con pretensiones de país del primer mundo siendo apenas la Capital de un país considerado una economía emergente. No es momento para sentir asco por como votan los porteños, me parece que es un momento para plantearnos si realmente somos un país federal, es un momento para repensar si los líderes llevan siempre a su pueblo a un futuro mejor. De todas maneras, mi más sincero respeto por el resultado electoral, porque no se puede rechazar la voluntad popular, no se puede atacar al ciudadano de Buenos Aires porque ha votado, solo se ha expresado en forma soberana.-
En todo caso, deberíamos preguntarnos los motivos por los cuales los porteños le dan la espalda al proyecto político de Cristina Fernández.

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